El ‘efecto bola de nieve’ de la epidemia de los opioides continúa socavando la sociedad norteamericana. En esta ocasión, el turno fue para la cadena de farmacias Rite Aid. ¿Quién será el siguiente en caer?
Crédito: CBS News, The New York Times y The Wall Street Journal
Hace un par de días se declaró en bancarrota al encontrarse en una posición financiera bastante débil: acumuló aproximadamente $2.9 mil millones en pérdidas durante los últimos seis años y $3.3 mil millones en deuda a largo plazo.
Así lo confirmó Neil Saunders, analista de GlobalData, entidad especializada en venta al por menor. El motivo: demandas relacionadas con prescripciones excesivas de opioides y caída en ventas.
En su afán por mantenerse en pie, la cadena de farmacias presentó el pasado domingo 15 de octubre, una solicitud de bancarrota y obtuvo 3.45 mil millones de dólares de financiamiento, mientras realiza un plan de reestructuración que reducirá de manera significativa la deuda de la compañía y ayudará a resolver las demandas legales de manera justa, según lo indicado por Rite Aid.
Rite Aid simplemente no es una entidad viable
Ante este panorama financiero, Rite Aid simplemente no es una entidad viable, señaló Saunders. “Básicamente, se mantiene en pie con los recursos económicos que genera en sus operaciones diarias”.
Hasta el domingo, Rite Aid tenía $134 millones en efectivo, la capacidad de pedir prestado hasta $390 millones y $524 millones en liquidez.
A esta crisis se suma el cierre de entre 400 y 500 de las 2054 sedes de Rite Aid ubicadas en 17 estados, de acuerdo con Wall Street Journal, quien reportó esta cifra hace tan solo un mes. Por su parte, la compañía aseguró el domingo que “cerrará tiendas adicionales que no tienen un buen desempeño”.
Saunders sostiene que la bancarrota podría resultar en más cierres de tiendas, a menos de que otras cadenas de farmacias adquieran los activos de la compañía; de lo contrario “se abrirá la posibilidad de que surjan ‘desiertos de farmacias’ en algunas ubicaciones”.
Una historia repleta de recetas ilegales y excesos de prescripciones de opioides
Para comprender el contexto que llevó a la quiebra a una de las cadenas de farmacias más prestigiosa de los Estados Unidos, hay que remontarse al año pasado, y a cuatro hechos que marcaron su destino:
1. Rite Aid negoció las demandas con sus clientes
Rite Aid acordó pagar hasta 30 millones de dólares en un intento por negociar las demandas de clientes que alegaban que sus farmacias, contribuyeron al exceso de prescripciones de opioides.
2. Prometió una reestructuración financiera y declararse ‘en quiebra’ ante el tribunal de bancarrota
La compañía afirmó que había llegado a un acuerdo con sus acreedores y que un plan de reestructuración financiera se llevaría a cabo para reducir la deuda adquirida y prepararse para un crecimiento futuro.
De hecho, aseguraron que declararse ‘en quiebra’ era parte de esta estrategia que presentarían ante el tribunal.
Rite Aid también reportó en los documentos que emplea a 45,000 personas, de las cuales más de 6,100 son farmacéuticos.
Lo curioso del caso es que, según los documentos del tribunal, los farmacéuticos surten casi 200 millones de recetas anualmente. Esta cifra es insostenible y se suma al escándalo de emisión de recetas ilegales, que explicaremos más adelante.
3. Rite Aid lidiaba con altos costos de renta de sus locales
Sumada a esta declaratoria, Rite Aid presentó documentos que mencionaban que estaban lidiando con costos excesivos en lo que corresponde a alquileres de sus locales, señalando incluso, que habían tenido que cerrar más de 200 ubicaciones en los últimos años.
4. Ex trabajadores de Rite Aid denunciaron a la compañía por emitir recetas médicas ilegales
Tras la denuncia de tres informantes que habían trabajado en farmacias de Rite Aid, el Departamento de Justicia tomó acciones sobre el caso y presentó una denuncia contra Rite Aid en marzo de este año.
Alegó que la compañía realizó cientos de miles de prescripciones médicas ilegales, correspondientes a sustancias controladas, incluidas opioides, desde mayo de 2014 a junio de 2019.
El Departamento de Justicia también acusó a los farmacéuticos y a la compañía de ignorar “advertencias” que indicaban que las recetas efectivamente eran ilegales.