La gravedad de la crisis de opioides en los Estados Unidos, sus diversas causas y efectos, así como las medidas y enfoques adoptados para abordar esta creciente preocupación de salud pública, sigue siendo un tema de debate, sobretodo para aquellos pacientes que deben consumir opioides para lidiar con su dolor.
Crédito: The News York Times, Administración para el Control de Drogas (DEA) y entro para el Control y la Prevención de Enfermedades.
En 2022, 107.888 personas murieron por sobredosis en los Estados Unidos; de acuerdo con el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades y el Centro Nacional de Estadísticas de Salud.
Esta cifra no solamente está relacionada con el abuso de fentanilo –que equivale a un 88% de los casos. También incluye el abuso de heroína, y algo peor: de opiodides recetados por los médicos; convirtiendo esta realidad en un escenario dantesco para los pacientes que sufren de dolor crónico, ya que se enfrentan a volverse adictos, y no poder salir de ese círculo vicioso.
Realidad de la adicción: Medicina Letal y El Farmaceútico
El primer paso para para comprender el contexto de la adicción a los opioides por preescripción médica en los Estados Unidos, es familiarizarse con series como Medicina Letal o El Farmaceútico en Netflix.
Basta con que te realicen una cirugía de columna, te fractures un brazo; o tengas un intenso dolor crónico para que tu médico te prescriba potentes opioides, comenzando un “efecto bola de nieve”.
Mientras llevas a cabo tu tratamiento con opioides, sentirás deseos de aumentar la dosis para que el dolor “simplemente se detenga”, y comenzarás a automedicarte.
Tu médico no te autorizará más miligramos ni te recetarás más pastillas, así que comenzarás a sufrir de abstinencia; a tal punto de tener que acudir al “mercado negro” para conseguir esos fármacos que calman tu dolor.
A estas alturas, has desarrollado una adicción a los opioides, que es muy difícil de detener. No hay marcha atrás, porque cualquier persona que tome opioides con receta médica es propensa a volverse adicta.
Uno de cada cuatro pacientes que reciben terapia a largo plazo con opioides en un entorno de atención primaria, lucha contra la adicción a los opioides. Así lo asegura el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades.
La realidad de ‘el otro opioide’: fentanilo
Muchos han oído hablar de ‘la otra cara de la moneda’ en el mundo de los opioides: el fentanilo, una de las principales causas de muerte en los Estados Unidos.
Lo que no sabes es que este opioide sintético, altamente adictivo y producido en laboratorios, se utiliza todos los días como anestesia en los quirófanos de los Estados Unidos.
Y aunque existen diferentes tipos de fentanilos, lo toman la forma de polvos blancos que se pueden comprimir en pastillas, mezclar con otras drogas o vender solos.
Por ejemplo, un gramo de fentanilo es 50 veces más potente que la heroína pura. Y eso no es todo. El carfentanilo, relacionado con sobredosis mortales, es 100 veces más fuerte que el propio fentanilo, según la Administración para el Control de Drogas (DEA).
Debido a que el fentanilo es tan potente, incluso los consumidores de drogas experimentados pueden sufrir una sobredosis si cometen pequeños errores de dosificación, o si por casualidad, un lote incluye una versión más fuerte de la habitual.
Epidemia de fentanilo: consecuencia de la crisis de opioides prescriptos
La crisis de fentanilo es tan solo la ola más reciente de una esa crisis de opioides, que comenzó con prescripciones médicas excesivas en la década de los noventa.
Los opioides recetados por médicos a lo largo y ancho del país, dieron paso a la heroína en 2010, seguido por le fentanilo y otros opioides sintéticos.
De nuevo, el ‘efecto bola de nieve’ hizo que el aumento en el consumo de fentanilo, desarrollara y fortaleciera el mercado de drogas ilícitas; y que las muertes por sobredosis se dispararan por los aires.
El origen del fentanilo y de los opioides prescriptos
China y Estados Unidos proveen de precursores químicos (sintetizadores) de fentanilo ilegal a los cárteles de la droga en México.
Los cárteles lo sintetizan y envían de nuevo a los Estados Unidos, por contrabando en autos y camiones de carga que ingresan a los puertos de entrada de la frontera sur.
Por otro lado, los opioides prescriptos son producidos por farmaceúticas reguladas por el gobierno, a través de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA).
A pesar de eso, una pequeña parte de esa producción “legal” llega a dealers que sacan provecho de estos medicamentos y los venden a aquellas personas que se volvieron tolerantes a esos opioides prespcritos. Parece que el círculo vicioso no tiene fin.
¿Recetar otro medicamento para contrarestar una adicción?
El panorama es tan lamentable, que el Congreso de los Estados Unidos tuvo que aprobar una legislación que permita a los médicos recetar buprenorfina, “otro fármaco” que ayuda a la recuperación de los pacientes adictos a los opioides, tanto recetados como sintéticos.
También aumentó el presupuesto para financiar los llamados “enfoques de reducción de daños” que no son más que programas para minimizar los daños asociados con el consumo de sustancias adictivas.
En lugar de enfocarse exclusivamente en la abstinencia total, estos programas reconocen que algunas personas pueden continuar utilizando sustancias adictivas.
Hablamos de la posibilidad de ofrecer medicamentos sustitutos, como la metadona, a personas con adicción a opiáceos para reducir los riesgos; además de servicios de educación, prevención y consejería.
La gravedad de la crisis de opioides en los Estados Unidos, sus diversas causas y efectos, así como las medidas y enfoques adoptados para abordar esta creciente preocupación de salud pública, sigue siendo un tema de debate, sobretodo para aquellos pacientes que deben consumir opioides para controlar su dolor.