Frente al calentamiento global el cultivo de la vid, principal insumo de la industria vinícola, enfrenta grandes desafíos. Esperemos que quizás mejore el vino mexicano y lo lo vuelva más delicado, untuoso, sabroso y memorable, ya que salvo excepciones -que sí las hay- el vino mexicano deja mucho que desear comparando con vinos del Nuevo Mundo y del Viejo Mundo, sobretodo en cuestiones de relación calidad-precio.
Créditos: Iniciativa Climática de México (ICM), Pedro Aibar, ingeniero agrónomo y enólogo español. Fotos: Enjoy Zaragoza y @lasgastronomicas
Lo anterior hace parte de algunas de las conclusiones del conversatorio sobre El vino mexicano frente al cambio climático liderado por Iniciativa Climática de México (ICM), en un intento por sensibilizar y reflexionar sobre los retos que enfrenta la industria vinícola ante el calentamiento global.
Iniciativa Climática de México (ICM) es una organización de la sociedad civil dedicada a fortalecer las acciones de mitigación de gases de efecto invernadero (GEI) en el país.
Para indagar sobre este tema, conversamos con Pedro Aibar , ingeniero agrónomo y enólogo español. Pedro ha visitado varios viñedos en los valles de Guadalupe y de Parras, y Querétaro. Además, se siente orgulloso de representar la bodega Casa Madero en España, sus vinos desde hace un año.

Aibar que los vinos mexicanos han evolucionado de manera positiva. “Hace 22 años solo encontrabas cinco etiquetas de vinos mexicanos en el menú de los restaurantes. Ahora hay una sección completa de buenos ejemplares”, asegura. Esto se debe a la gran inversión en infraestructura y conocimiento, por parte de bodegas como Casa Madero, por ejemplo.
Originario de Campo de Borja y heredero de una tradición vitivinícola familiar, su carrera arrancó en la aragonesa Bodegas Pirineos, donde pronto destacaría para dar el salto a la importante Viñas, en la D.O. Ribera del Duero.
Al conocer de primera mano el terroir mexicano y el de la Ribera del Duero entre otras zonas vitivinícolas alrededor del mundo, es consciente de los cambios que se han presentado, no solo en la forma de hacer vino sino en la agricultura en general, gracias al calentamiento global.
Aumento del CO2: las frutas maduran más rápido, acumulan más azúcares y generan más grados de alcohol en los vinos
“Nadie puede poner en duda que cada año estamos sufriendo un aumento significativo de la temperatura, lo que produce en mayor cantidad de anhídrido o CO2 en la atmósfera, produciendo un efecto invernadero”, asegura Aibar.
Y aunque el CO2 es esencial para la fotosíntesis de las plantas, el aumento excesivo de estos gases reduce la eficiencia de la fotosíntesis, lo que afecta el crecimiento de la vid y el rendimiento en los cultivos.
Las consecuencias del aumento del CO2 en las frutas, por ejemplo, provoca que maduren un poco antes de lo que lo hacían hace 50 años; además de acumular más azúcares.
“Sin importar dónde esté ubicado el viñedo, entre mayor capacidad tenga la parra de acumular azúcares, mayor será su riqueza en azúcar, lo que significa un aumento en el grado alcohólico del vino”, comenta Aibar.
Recordemos que los azúcares presentes en la uva, están directamente vinculados a la cantidad de grados de alcohol en una botella de vino.
Vinos con menos acidez
La tendencia natural provocada por el calentamiento global, afecta de manera directa la acidez del vino.
Por ejemplo, vides de 100 años de antigüedad que producían vinos de 12 grados de alcohol, ahora producen ejemplares de entre 13.5 y 14 grados de alcohol, con baja acidez y frescura.
Asimismo, Aibar explica que hace 50 años, en zonas vitivinícolas en riesgo por heladas durante el invierno como la Rivera del Duero, se perdían 2 de cada 10 cosechas. Por eso, tuvieron que invertir en instalaciones que protegieran los cultivos durante estas temporadas de frío.
Hoy en día, por causa del calentamiento global esto no sucede. Es más, hace mucho tiempo que no se utilizan calentadores y ventiladores para para mover el aire y así evitar la formación de heladas cerca de las vides.
Vinos de altura que buscan compensan el calentamiento global
Algunas bodegas en Argentina, Chile y España producen vinos de altura o de montaña en un intento por compensar el calentamiento global y producir ejemplares frescos a 1.000 metros sobre el nivel del mar. Cabe recordar que en el pasado, estos vinos los podías obtener a 800 de altitud.
Lo anterior ha llevado a implementar nuevos sistemas de cultivo distintos y adaptare de manera constante a las nuevas condiciones del terroir.
“Buscamos hacer inversiones que compensen mayor horas de sol, calor y acumulación de azucares; e implementar herramientas técnicas que permitan la producción de vinos al gusto del consumidor, independientemente del clima”, comenta Aibar.
Calentamiento global: ¿afecta el concepto de vinos de Denominación de Origen?
Los vinos producidos hace 50 u 80 años en zonas con denominación de origen como la región de Champagne, en Francia, tenían menos porcentaje de alcohol y acidez comparados con los que se producen hoy en día.
También estaban acostumbrados a realizar la vendimia en octubre, y ahora se realiza en septiembre.
Definitivamente, el calentamiento global si ha impactado la cultura del mundo vino. “La personalidad de los vinos de determinada región con denominación de origen ha cambiado. Hoy tienen otros parámetros, mas color, más grados y menos acidez”, opina Aiban.
Valle de Guadalupe: escasez de agua, sequías y huracanes
Factores como la escasez de agua ponen en riesgo el cultivo de la vid y con ello a la industria del vino en todo el mundo. Sin embargo, distintas variedades de este cultivo peligran en sus tierras de origen, tal es el caso del Valle de Guadalupe, en Baja California.
Las sequías más prolongadas o los huracanes más frecuentes en la región, son muestra clara de que el clima está alterado resultado del calentamiento global.
Mariana Díaz de ICM y Claudia Turrent, socia fundadora de la vinícola Anatolia, y Juan José Villacís, agrónomo de Anatolia, hablaron sobre los efectos que tiene el incremento la escasez de agua sobre la producción de vino.
Uno de los principales desafíos es el uso racional del agua, en primer lugar porque la época de sequías se prolonga cada vez más; y en segundo lugar, porque el aumento de la urbanización y producción vinícola en el Valle de Guadalupe ha incrementado la demanda de agua de manera desproporcionada en comparación a lo que las cuencas pueden abastecer de manera natural.
De seguir con esa tendencia, el número de hectáreas aptas para cultivar la vid se reducirá cada vez más.
En la región de Occitania en Francia, por ejemplo, –región en la que se cultiva una gran cantidad de uva– la superficie perdió 12% de su superficie entre 2009 y 2019, según FranceAgriMer, debido a cambios climáticos que afectaron las parcelas y las uvas.
De manera similar, en el Valle de Guadalupe la superficie apta para cultivo de vid también ha disminuido. Por ejemplo, la vinícola Anatolia ha perdido 22 hectáreas por la sequía de los últimos cuatro años.
Es de vital importancia que tanto productores como consumidores conozcamos la ruta de la uva hasta nuestra copa de vino e indaguemos más sobre las buenas prácticas de producción y comercialización, y en especial, sobre la huella ambiental que se generó en el camino.