El presidente colombiano Petro asegura que el rechazo del congreso a la ley para permitir la venta legal para consumo, “termina beneficiando a los narcos”. La industria del cannabis legal de Colombia en crisis. Aseguran que ya cerraron casi el 50% de las empresas fundadas cuando se aprobó la ley que legaliza el uso medicinal.
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La industria legal de la marihuana en Colombia atrajo enormes inversiones después de que se legalizara el cannabis para uso medicinal en 2017. En ese momento, Colombia fue uno de los primeros países de América Latina en aprobar dicha legislación y celebró la promesa de legalizar la venta de marihuana para uso recreativo.
Seis años después, varios productores locales de cannabis se enfrentan al cierre debido – según expresan desde la asociación industrial del sector y analistas – a los costosos y duraderos estudios que demandan las regulaciones sobre la composición de los medicamentos antes de que los productos puedan venderse en el país.
Además, la semana pasada fracasó por quinta vez en el Congreso una ley para legalizar el uso recreativo del cannabis, y una medida que entrará en vigor en febrero obligará a las empresas a destruir los inventarios que tengan más de dos años.
«Vamos de mal en peor, es una agonía lenta y el reloj va en nuestra contra con presión de socios y sin flujo de caja», dijo el dueño de la empresa colombo-canadiense, que pidió el anonimato porque busca nuevas inversiones para salvar su negocio de 20 millones de dólares creado en 2018.
El autocultivo permitido, gran enemigo de la industria del cannabis
Desde que el cannabis para uso médico se legalizó, el sector ha atraído aproximadamente 500 millones de dólares en inversión extranjera, pero gran parte de esa cantidad no se ha recuperado, según el grupo industrial Asocolcanna.
Muchos inversionistas son de Canadá, que estaba en proceso de legalizar el uso recreativo de la marihuana y era considerado un destino potencial para las exportaciones colombianas.
La industria superó los obstáculos regulatorios a las exportaciones en 2021, pero su suerte se ha desplomado drásticamente este año.
Unas 200 empresas cerraron este año, lo que eleva el número de cierres a 600, o casi el 50% de las empresas fundadas desde que se aprobó la ley que legaliza el uso medicinal, según Asocolcanna.
Todo esto se produce a pesar de la ambición declarada del presidente izquierdista Gustavo Petro de relajar la política sobre la marihuana, cuyo consumo interno es mayor que el de la cocaína, el cultivo de drogas más infame de Colombia.
La ley colombiana permite cultivar hasta 20 plantas y llevar hasta 20 gramos para uso personal, aunque vender marihuana es ilegal.
“A menos que se legalice la venta de cannabis para uso recreativo, el mercado local seguirá en manos de delincuentes y no de empresas autorizadas”, dijo el presidente de Asocolcanna, Camilo de Guzmán.
Que las aseguradoras cubran los tratamientos con cannabis, el otro gran reclamo de la industria
Khiron Life Science, una empresa con operaciones en Colombia que cotiza en Toronto, ya cerró una plantación de marihuana medicinal valorada en 15 millones de dólares y una línea de cosméticos elaborados con cannabis.
Todavía atiende a unos 5.000 pacientes en cuatro clínicas en Colombia, donde se le permite distribuir medicamentos personalizados a base de cannabis, pero ha cerrado clínicas similares en el Reino Unido, Brasil y Perú.
La marihuana no está cubierta por las aseguradoras de salud colombianas, lo que supone un enorme freno a las ventas, dijo el presidente de Khiron, Álvaro Torres.
Varios ejecutivos de la industria dijeron que esperaban que a la ley de 2017 se aplicaran más reglas favorables a la industria, incluidas las necesarias para que las aseguradoras cubran la marihuana para uso medicinal, pero el progreso ha sido lento.
«Si se logra la regulación, la industria podría volver a crecer, el problema es cómo aguantar hasta entonces», afirmó Torres.
Las acciones de Khiron se cotizaban a 4,05 dólares canadienses en 2019, pero cayeron a 0,04 dólares canadienses en mayo, la última vez que se negociaron.
Sin un mercado interno legal para el cannabis, las empresas que operan fuera de Colombia se limitan a realizar exportaciones, cuyas ventas promedian 5 millones de dólares al año, según la organización comercial gubernamental Procolombia.
«Fue un error no desarrollar antes un mercado local», afirmó Mauricio Krausz, director de Plena Global, que exporta a Reino Unido, Alemania, Israel y Australia. «No tenemos un mercado local donde podamos respaldar el flujo de caja».
En respuesta a las preguntas de Reuters, el regulador colombiano de alimentos y medicamentos, INVIMA, dijo que en la mayoría de los casos, quienes buscan autorización para productos de marihuana medicinal presentan documentación incompleta.
«Es necesario cumplir con los requisitos legales y técnicos establecidos», afirmó.
Los ministerios de Salud, Justicia y Agricultura, que también intervienen en la regulación de la marihuana, no respondieron a las solicitudes de comentarios.
El gobierno de Petro no ha detallado por qué la regulación en el frente de la marihuana ha sido lenta, pero los problemas se hacen eco de los de dos administraciones anteriores que enfrentaron problemas similares.
“Sólo beneficia a los narcotraficantes”
El legislador Juan Carlos Losada dijo que un proyecto de ley que patrocinó para regular el uso recreativo tenía como objetivo resolver la contradicción entre el uso personal legal y las ventas legales restringidas, pero fue rechazado este mes.
Petro, que no tiene mayoría en el Congreso, lamentó el rechazo del proyecto de ley, diciendo que “sólo beneficiaría a los narcotraficantes”. Pero algunos en la industria dicen que el gobierno no está cumpliendo sus promesas.
Cancelar el requisito de destrucción de inventario sería un comienzo, dicen las empresas.
«La industria estaba en cuidados intensivos y este gobierno tiene una probabilidad muy alta de ser su sepulturero», dijo Miguel Samper, ex viceministro de Justicia que dirigió Asocolcanna hasta hace poco.
