Esta semana, Nexflix presentó el tráiler de Squid Game: The Challenge, basado en la serie surcoreana más grande de todos los tiempos, y que se estrenará el próximo 22 de noviembre. Tanto la serie como el nuevo reality, exploran de manera provocativa la moralidad y el comportamiento humano en situaciones extremas. Acaso habrán límites de lo que es aceptable en la industria del entretenimiento?
Crédito: CNN Entertainment y Revista de Comunicación y Cultura de la Universidad Rey Juan Carlos
Un juego salvaje. Un juego que debe ser jugado con estrategia. Un juego en donde seré tu mejor amigo, pero te traicionaré si duda alguna; en el que harás amigos y enemigos, y en el que no puedes confiar en nadie, porque tarde o temprano, cada jugador mostrará su verdadera cara. ¿Qué estarías dispuesto a hacer por 4.56 millones de dólares?
¿Hasta dónde llegamos en la búsqueda de dinero y éxito? ¿Qué estamos dispuestos a hacer por cifras millonarias? La audiencia se verá desafiada a cuestionar sus propios valores y ética a medida que siga estas narrativas.
Como si no hubiera bastado con la primera temporada, y el anuncio de su segunda temporada el diciembre, ahora El Juego del calamar llega emplatado en un formato que se se pensaba estaba agonizante: el de Reality Show, que ellos bautizaron como “serie de competencia.”
Esta semana, Nexflix presentó el tráiler de Squid Game: The Challenge, basado en la serie surcoreana más grande de todos los tiempos, y que se estrenará el próximo 22 de noviembre.
Por supuesto que nadie va a morir cuando Young-hee, el icónico muñeco animatrónico aparezca, mientras los concursantes ponen a prueba su suerte y destino, bajo la “luz roja o la luz verde”. Si te pega la luz roja, en vez de borbotones sangre, serás “marcado” con lo que parece ser un líquido negro, similar a la tinta del calamar.
Qué considerados los de la producción de de Squid Game: The Challenge, como si no hubiese sido suficiente con los mensajes de torture porn, anticapitalistas y de moda distópica que nos venden, a través de este tipo de narrativas que llegaron para quedarse en plataformas de streaming.
Una moda distópica aplicada a una sociedad
Ese entorno indeseable, opresivo, caótico e inhumana es una distopía. En él, las condiciones de vida son difíciles, porque el gobierno o los líderes son totalitarios y autoritarios. Por otro lado, la libertad de expresión y los derechos humanos son restringidos, aveces ni existen.
Las sociedades distópicas han sido el argumento de de novelas de literatura como”1984″ de George Orwell y “Los juegos del hambre” de Suzanne Collins; así como de películas como “Blade Runner” y “Mad Max”.
Si has visto estas películas o leído alguno de estos libros, estarás de acuerdo en que se tratan temas de control y vigilancia social, desigualdad, opresión y lucha contra la injusticia.
Como si no bastara con los conflictos políticos alrededor del mundo, marcados por gobiernos opresores, que vigilan a sus ciudadanos, ahora el entretenimiento nos bombardea con distopía, más violencia y sangre, y un discurso que valida que todo es permitido por dinero.
Squid Game: un público al disfrute de la crueldad espectacularizada

De acuerdo con un artículo publicado por la Revista de Comunicación y Cultura de la Universidad Rey Juan Carlos, “una nueva moda se ha establecido: la tendencia de un público al disfrute de la crueldad espectacularizada y disfrazada de sermón político.”
Antes que nada, no pretendemos criticar o censurar ni la serie ni el reality de El juego del calamar, pero es responsabilidad de los medios de comunicación reflexionar sobre esa “sensación de cinismo de la ciudadanía y de abandono que sufre el colectivo social por parte de sus gobernantes.” Básicamente, el Reality nos invita a disfrutar, una vez más, de un sadismo con profundos tintes políticos.
Bien lo dice el artículo:“pareciera que la industria del entretenimiento se aprovechara de esa sensación de desencanto ante el sistema político y social de Occidente.”
Lo que causa curiosidad es que no sabemos quién está más desensibilizado ante estas narrativas que fomentan la crueldad, por más que las disfracen de Reality Show: si los productores de este tipo de formatos -que seguramente se pondrán de moda en 2024 gracias a Netflix-, o los 456 participantes que se prestan a “vender su alma” por 4.56 millones de dólares.
Seguramente poco o nada tienen que perder, lo que no les perdona es que sean portadores de mensajes como “traicionar es bueno”, “hacer lo que sea por dinero es posible” y “pasar por encima del otro es válido”.
Con el tiempo valdrá la pena indagar qué tendrá de reality y qué tendrá de show Squid Game: The Challenge. Por ahora sabemos que mensajes de crítica social contemporánea serán portados por cada uno de los jugadores, en tanto cada uno sacará lo mejor y lo peor de sí mismo, para entretejer estrategias de poder. Serán puestos a prueba, como un experimento psicológico, para medir su carácter y su capacidad de crear alianzas y diseñar estrategias maquiavélicas para sobrevivir, como “el fin justifica los medios”.
Seguramente “la muerte” de cada participante será percibida como previsible y fría, como “una ficha menos en el juego.” Pero la imaginación audiovisual seguirá siendo fresca y atractiva para los millones de consumidores de Netflix.
De hecho, en el avance del programa se mostraron escenografías y juegos casi idénticos a los vistos en la serie. El tráiler también ofreció un vistazo al aterrador puente de cristal, al juego de la colmena de abejas y al de las canicas, además de la aparición de los soldados rosados que dirigen los juegos.
También se muestran escenas de jugadores luchando por comida, o mirando hacia la esfera gigante llena del jugoso premio en efectivo, cuya cifra recalcamos de nuevo: 4.56 millones de dólares. Quizás más adelante descubriremos si esos 456 participantes lo hacen por problemas económicos, por falta de trabajo o por la necesidad de pagar deudas, como sucede en la serie de ficción.
Es ahí en donde la realidad superará la ficción, esa delgada línea de lo que está permitido, incluso en la pantalla chica.